En Australia y Nueva Zelanda la denominación con la que se acuña a las personas con altas capacidades es “amapolas altas” (tall poppies). El síndrome de la amapola alta se refiere a aquellas personas que destacan por encima de las demás por sus habilidades, cualidades o por haber alcanzado un gran éxito.
Este síndrome es un fenómeno social que aborda las capacidades excepcionales de las personas que cuando destacan en algún área, generan rechazo en los demás, ya que el éxito de estas personas provoca que las propias limitaciones se hagan más visibles.
Se utiliza por ello, la expresión de “cortar las amapolas”. Se trata de una metáfora que habitualmente es utilizada para explica que las flores del jardín han de tener el mismo tamaño, ninguna ha de destacar por encima de las demás.
La inteligencia es como las amapolas, de forma que, lo que a priori puede parecer una ventaja social puede transformarse en una amenaza para el “homogéneo equilibrio del jardín”.
El síndrome de las amapolas altas refleja el rechazo y desprecio social por lo que las personas más capaces pueden generar en los demás sentimientos de hostilidad, críticas y ataques, como resultado de sus habilidades excepcionales. De este modo, el destacar en campos distintos a los considerados como socialmente válidos es probable que desate suspicacias, se vea como un obstáculo por los otros y sea excluida.
Por todo ello, el Síndrome de la Amapola Alta comporta un conjunto de implicaciones:
Por todo ello, es fundamental un cambio de mentalidad. Compartir esta información contribuye a la mejora sobre el conocimiento de las personas que presentan altas capacidades.
Además, se hace necesario el apoyo y atención a la diversidad y, concretamente, a las personas que presentan con altas capacidades. No solamente son un “enemigo a batir”, sino que son uno de los más valiosos recursos de los que disponen las sociedades, para enfrentarse a los desafíos.
Cada amapola necesita crecer a su propio ritmo, para poder llegar a alcanzar lo que realmente son capaces. No permitas que las amapolas sean cortadas para conseguir un jardín homogéneo. La diversidad es un gran tesoro.
Autora: Davinia Bernardo
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