María Peñas Fernández (2006), afirma que las personas con altas capacidades presentan las siguientes características sociales y emocionales: poseen una alta sensibilidad emocional, un perfeccionismo elevado, altas expectativas hacia sí mismos y hacia los demás, empatía, idealismo, perseverancia, elevada inclinación hacia la verdad, baja tolerancia a la frustración, elevados sentimientos de justicia social, responsabilidad social, elevado sentido del humor y una preocupación por la muerte y el sentido de la vida. Esta última característica es especialmente relevante para este artículo.
¿Cómo pueden niños y niñas tan pequeños cuestionarse la muerte o el sentido de la vida? Los niños y niñas con altas capacidades muestran un nivel más profundo de reflexión y pensamiento abstracto que los compañeros de su edad. Este hecho provoca que muestren cierta sensibilidad e interés hacia temas existenciales y/o abstractos relacionados con la vida, la muerte, la libertad, el sentido vital, etc. Se cuestionan y reflexionan sobre temas poco comunes para su desarrollo evolutivo. Además suelen ser muy idealistas, pudiendo experimentar elevados niveles de frustración y decepción cuando descubren que el mundo no es lo que esperan o cuando sus valores se ven afectados. Los niños y niñas con altas capacidades también presentan un elevado sentido de justicia, lo que les lleva a detectar las injusticias e incongruencias de la sociedad y de las personas que les rodean.
Pero, ¿qué sucede cuando estos niños y niñas con altas capacidades se animan a compartir sus inquietudes y preocupaciones sobre los temas existenciales? Cuando esto sucede, se suelen encontrar con reacciones desagradables por parte de sus iguales, pudiendo llegar a ser hostiles. Este hecho puede hacer que piensen que sus compañeros no experimentan las mismas inquietudes y que ellos son diferentes al resto, motivo por el cual presenta una tendencia al aislamiento.
Por tanto, cuando los niños y niñas con altas capacidades descubren a muy temprana edad las limitaciones existenciales respecto a la muerte, la libertad, el más allá, las injusticias, el orden social y la falta de sentido vital, empiezan a experimentar sentimientos de frustración e incluso de ira. En los peores de los casos y cuando no se resuelven sus dudas existenciales, pueden llegar a experimentar una depresión existencial. Esta depresión suele surgir a partir de crisis existenciales (no tratadas) que tienen de manera espontánea al ser hiperconscientes de la transitoriedad de la vida.
¿Qué podemos hacer para poder prevenir posibles depresiones existenciales en niños y niñas con altas capacidades? Ante cualquier síntoma que demuestre que el menor pueda estar experimentado sentimientos de tristeza, inquietudes recurrentes sobre la transitoriedad de la vida, ira, hostilidad, excesiva sensibilidad y consciencia hacia temas existenciales como la vida o la muerte, etc. sería conveniente consultar a profesionales de la psicología para prevenir posibles crisis existenciales. El objetivo de la intervención en este ámbito se basaría en ayudar a los niños y niñas con altas capacidades a conocer, clarificar y expresar sus vivencias relacionadas con el sentido de la vida y potenciar y/o aumentar emociones agradables y positivas (p.ej.: la gratitud hacia la vida) en aquellos niños y niñas que presenten sentimientos de frustración y decepción relacionados con la falta de sentido vital.
Psicóloga: Teresa Navarro Sancho
NºCOL.: 13933