Todos hemos escuchado en algún momento que hay diferentes estilos de aprendizaje y que, en función de ellos, deberemos explicar las materias escolares a los niños de unas formas u otras; pero, en realidad, ¿cómo aprenden los niños con altas capacidades? A continuación, veremos si la creencia de los estilos de aprendizaje es un mito o una realidad.
Es conocido que hay muchos estilos de aprendizaje que dictan cómo aprenden los niños con altas capacidades, pero nos vamos a centrar en los tres estilos primarios, que son los siguientes:
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Este estilo corresponde a aquellos niños con altas capacidades que aprenden mejor de forma visual, y entre sus herramientas de estudio preferidas se encuentran:
Entonces, ¿cómo aprenden los niños con altas capacidades que prefieren este estilo? Teniendo en cuenta el epígrafe anterior, la respuesta resulta sencilla: estos niños con altas capacidades aprenden mejor de forma auditiva, y sus herramientas de estudio favoritas son:
Por último, hay otros niños con altas capacidades que aprenden mejor de forma kinestésica, esto es: “aprenden haciendo”. Entre sus herramientas de estudio favoritas se encuentran:
Como bien sabemos, los niños con altas capacidades son objeto de múltiples mitos, creencias y estereotipos, así que, ¿por qué no iban a serlo también sus estilos de aprendizaje? A continuación, presentamos tres afirmaciones: dos de ellas son realidades y una es un mito. ¿Cuál creéis que es el mito?
Entonces, ¿cuál de estas afirmaciones creéis que es el mito? Efectivamente, es la tercera afirmación. En concreto, este mito constituye un neuromito; esto es, una idea errónea comúnmente aceptada sobre la neurociencia, basada en un malentendido del componente científico. Así, un 96% del profesorado cree en la idea de los estilos de aprendizaje.
El alumnado tiene fortalezas y debilidades dependiendo de qué parte de sus cerebros es la “más fuerte”, y es precisamente de ahí de donde viene el neuromito. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que las personas podemos fortalecer de forma activa las conexiones neuronales de nuestro cerebro si tratamos de salir de nuestra zona de comodidad. Es decir, los niños con altas capacidades pueden modificar las fortalezas y debilidades de sus cerebros.
Lo que sí es cierto es que la mejor forma de aprender depende del contenido, no del estilo de aprendizaje. Es decir, los estilos de aprendizaje no dependen del niño con altas capacidades, sino del contenido concreto que deben estudiar; o, lo que es lo mismo, de lo que la asignatura o contenido requiere de ellos.
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El aprendizaje mejora para todos los niños con altas capacidades cuando combinan diferentes modalidades sensoriales. Éste es el método de enseñanza más efectivo: involucra diferentes partes del cerebro, lo que mejora la retención de información de todos los niños con altas capacidades.
Así, teniendo en cuenta el epígrafe anterior, para una efectiva retención de información, los niños con altas capacidades deben establecer conexiones con sus experiencias o encontrar ejemplos con los que asociar los contenidos que están aprendiendo; ya que la información se almacena en el cerebro en términos de significado.
Es por esto que la forma en que los niños con altas capacidades aprenden mejor es la combinación de diferentes estilos de aprendizaje y haciendo asociaciones.
Este neuromito sobre cómo aprenden los niños con altas capacidades persiste única y exclusivamente porque mucha gente cree en él y pocas personas lo cuestionan. Hay diferentes empresas edificadas sobre este neuromito que enseñan al profesorado a identificar los estilos de aprendizaje y enseñar a los niños con altas capacidades con métodos que se ajustan a sus estilos de aprendizaje.
Además, el decir “hay diferentes estilos de aprendizaje” suena y sienta bien; ya que, entre otras cosas, explica por qué hay niños con altas capacidades que suspenden asignaturas.
Por último, este neuromito sobre el método de aprendizaje de los niños con altas capacidades persiste porque hay una confusión generalizada entre los estilos de aprendizaje y las preferencias de aprendizaje. Es decir, el hecho de que un niño con altas capacidades prefiera aprender de forma visual no significa que sea incapaz de aprender por la vía auditiva, la kinestésica, o ambas.
Teniendo en cuenta lo expuesto en epígrafes anteriores, la respuesta es sencilla: sí que lo sería; pero, ¿por qué?
En primer lugar, el profesorado no puede permitirse malgastar recursos valiosos en estilos de aprendizaje cuando sabemos que no son reales.
En segundo lugar, establecer etiquetas puede ser engañoso y peligroso porque puede hacer que los niños con altas capacidades no alcancen una comprensión más profunda de los contenidos y no diversificarán sus preferencias de aprendizaje.
Por último, la creencia de los estilos de aprendizaje refuerza las fortalezas y debilidades de los niños con altas capacidades; ya que estos niños deberían compensar sus debilidades, no evitarlas.
A continuación, resaltaremos las ideas más relevantes sobre cómo aprenden los niños con altas capacidades.
En resumen, los niños con altas capacidades deben aprender mediante distintos estilos. Obviamente, fomentar el que les resulta más fácil y tienen más interiorizado es muy importante, pero debemos tomar en consideración el resto de estilos y marcarnos como un objetivo a cumplir con ellos el aprendizaje de destrezas, ya que nuestra sociedad exige que seamos personas capaces de trabajar de distintas formas. Es esencial ayudar a que los niños con altas capacidades desarrollen su potencial combinando los diferentes estilos.
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Autora: Patricia Beltrán Pérez
Especialista en Altas Capacidades – Programa Despierta Dénia