Pese a que reiterativamente podemos leer y escuchar la relevancia del fomento de la creatividad, la realidad de nuestra sociedad invita a los niños y niñas a aceptar las convenciones limitando el fomento de la creatividad tanto en estudiantes con altas capacidades como en el alumnado en general. Aunque son numerosos los factores que contribuyen al estatismo en este sentido, sin olvidar cuestiones como que la competencia creativa parece ser poco importante en nuestra sociedad, consideramos que las ideas preconcebidas que en ella se encuentran favorecen la falta de entrenamiento de esta competencia.
Un breve análisis sobre los mitos puede ayudarnos a desatar la necesidad de su potenciación tanto en el alumnado con altas capacidades como en general.
En primer lugar, asumir que la persona creativa lo es como resultado de su afortunada dotación genética es la primera de las barreras a las que hemos de enfrentarnos. Partir de planteamientos que nos hacen ver que constituye un rasgo intrínseco al ser humano nos lleva a dejar de la mano de esa fortuna o falta de ella, la posibilidad de conseguir una excepcional producción creativa. Sin embargo, la creatividad ha de ser deliberadamente fomentada para poder alcanzar contribuciones excepcionales.
En segundo lugar, la idea creativa no surge como consecuencia de una musa o de un pensamiento en un momento determinado cuando menos te lo esperas. Los resultados creativos son fruto del esfuerzo continuado y la determinación, pasar, repasar y volver a pasar sobre la idea es la clave para ser capaces de generar la novedad.
Un tercer mito a derrumbar es asumir que las personas creativas presentan como condición necesaria una sintomatología excéntrica ni patológica. Al igual que las altas capacidades son el reflejo de un grupo heterogéneo de sujetos, también lo es la creatividad y esta condición personal no presenta ninguna relación con el ser creativo. Romper con lo convencional para generar ideas y productos originales e innovadores es una meta que cuando se promueve se desarrolla en un proceso continuado en el que la psicopatología no ejerce ningún papel. Las experiencias del día a día son la oportunidad para fomentar la creatividad y todos los niños y niñas necesitan apropiarse de dichas oportunidades, siendo una creencia terriblemente absurda esperar que el excentricismo sea quien disponga la posibilidad de generar personas con elevada creatividad.
En relación con lo anterior, la creatividad no requiere que los sujetos sean introvertidos, reservados ni extravagantes, todos los niños y niñas pueden beneficiarse del desarrollo de la creatividad, y de forma muy especial aquellos que presentan altas capacidades.
Además, la creatividad no solamente se identifica a nivel gráfico, la creatividad está presente en todo lo que nos rodea, y para ser cultivada exige un amplio conocimiento en un campo concreto.
Especializar de forma progresiva en un tema, campo y disciplina es una condición necesaria para que la creatividad emane y en ningún caso se limita a obras artísticas sino que surge en todos los campos del saber.
Otra frecuente idea errónea es afirmar que la creatividad aumenta siempre con la inteligencia, pues la investigación indica que sólo es cierto hasta cierto punto sobre el que la capacidad creativa no aumenta de forma paralela a la creatividad. Aunque existe relación entre CI y creatividad, no es el CI excepcional el que se relaciona con una creatividad excepcional por lo que no es una condición de individuos eminentes. Esto ha de hacernos reflexionar de nuevo, sobre la necesidad de fomentarla.
Derrumbando mitos únicamente damos en primer paso para el desarrollo de la creatividad, pero sin romper estas barreras la educación de la creatividad se encuentra atada por ideas preconcebidas que no nos ayudan a potenciarla en la vida diaria.
Todo ello nos lleva a concluir que el entrenamiento en el día a día de la capacidad creativa ha de ser objeto de interés tanto de las familias como de los docentes, en el alumnado que presenta altas capacidades y en el alumnado en general.
Rompiendo los mitos y anulando estas preconcepciones daremos el primer paso para fomentar la creatividad, pero este paso necesita los esfuerzos deliberados de toda la comunidad educativa.
Pilar Herce Palomares – Psicóloga Especialista en Altas Capacidades
Colegiada num. CV6428 – Directora del Centro Despierta