Los modelos de desarrollo del talento consideran que el esfuerzo y la determinación son dos variables que orientan hacia la excelencia. Junto a ellas, cada vez está adquiriendo más interés la mentalidad de crecimiento (mindset).
Cuando se identifica al alumnado con altas capacidades y caemos en una mentalidad fija (en lugar de crecimiento) generamos en ellos unas expectativas que pueden no cumplirse. Si esperamos, por ejemplo, que su rendimiento académico sea excepcional por sus capacidades intelectuales, estamos cometiendo algunas equivocaciones. Entre ellas, son especialmente peligrosas:
La mentalidad de crecimiento en los niños y niñas con altas capacidades permite reconocer los dones que poseen, pero a su vez se les alienta y orienta hacia la mejora a través del esfuerzo, determinación y compromiso con las tareas. Así, el leitmotiv de la mentalidad de crecimiento es “PODER DE MEJORAR”.
A continuación, os ofrecemos una tabla en la que se sintetizan las diferencias entre la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento.
MENTALIDAD FIJA | MENTALIDAD DE CRECIMIENTO | |
Inteligencia | La inteligencia es estática | La inteligencia puede desarrollarse |
Lleva a un deseo de… | Parecer inteligente | Aprender |
Retos | Evitar los retos | Enfrentarse a los retos |
Obstáculos | Darse por vencido fácilmente | Persistir e intentar superar los obstáculos |
Esfuerzo | El esfuerzo es inútil | El esfuerzo es el camino al éxito |
Críticas | Ignorar el feedback negativo | Aprender de las críticas |
Éxito de otros | Sentirse amenazado por el éxito de otros | Considerar el éxito de otros como una inspiración |
Resultado | Estancamiento y menos probabilidad de alcanzar el verdadero potencial | Llegar aún más alto, alcanzando el verdadero potencial |
La mentalidad de crecimiento se caracteriza por el esfuerzo y la perseverancia. Cuando se recibe retroalimentación negativa sobre el rendimiento, las personas con una mentalidad de crecimiento se centran en aprender del fracaso, retener nueva información y resistir a los contratiempos. En contraposición, aquellos con una mentalidad fija pueden tener dificultades para afrontar la retroalimentación negativa y pueden sentir que su talento se ha visto amenazado.
Los niños y niñas con altas capacidades han de ser orientados hacia esta mentalidad de crecimiento, aprendiendo a mejorar a partir de sus errores y encontrando en ellos la posibilidad de orientarse hacia metas cada vez más complejas.
Esta mentalidad es un aspecto psicosocial enseñable, entrenable y maleable, lo que hace necesario que sea deliberadamente fomentada en la intervención educativa con los niños y niñas con altas capacidades.
A continuación os presentamos las reglas de la mentalidad de crecimiento:
El objetivo principal del proceso de enseñanza-aprendizaje no es “sacar buenas notas”, sino sacar provecho de cada momento y aprender. Si el alumnado se centra en el aprendizaje, sus calificaciones se verán beneficiadas de ello.
El alumnado debe ser consciente de la importancia de trabajar duro y disfrutar del esfuerzo que invierten. Deben ser capaces de entender que el esfuerzo activa sus habilidades, permitiéndoles crecer.
Si el alumnado se deja vencer ante un mal resultado, aumenta la probabilidad de que realicen afirmaciones autorreferenciales negativas, como: “jamás podré entender esto”. Sin embargo, el alumnado con mentalidad de crecimiento acepta los errores cometidos, los evalúa y, a partir de ellos, configura una nueva estrategia de aprendizaje.
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La construcción de una mentalidad de crecimiento implica adoptar una actitud abierta y positiva hacia el aprendizaje y el desarrollo personal, y reconocer que las habilidades y la inteligencia pueden ser desarrolladas a través del esfuerzo y la dedicación.
Para cultivar una mentalidad de crecimiento, es importante empezar por desarrollar una mentalidad positiva hacia los desafíos y los errores. En lugar de temer el fracaso, debemos verlo como una oportunidad para aprender y mejorar.
También es importante enfocarse en el proceso de aprendizaje en lugar del resultado final, y buscar continuamente nuevas formas de desafiarse a uno mismo. Esto implica establecer metas claras y alcanzables, y trabajar de forma consistente para lograrlas.
Otro aspecto clave en la construcción de una mentalidad de crecimiento es la adopción de una actitud de perseverancia y esfuerzo constante. Para mantener el enfoque y la energía en el camino hacia el logro de nuestros objetivos, es importante desarrollar la capacidad de automotivación y auto regulación.
Finalmente, la construcción de una mentalidad de crecimiento requiere de la búsqueda activa de oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal. Esto implica estar siempre dispuesto
Si hacemos hincapié en el esfuerzo, los estudiantes trabajarán con una variable que pueden controlar: cómo regular su propio aprendizaje. Así, el alumnado aumentará su motivación intrínseca hacia el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Autora: Patricia Beltrán Pérez
Especialista en Altas Capacidades – Programa Despierta Dénia