Todos hemos escuchado (o dicho) lo importante que es estimular y enriquecer a los niños con altas capacidades en el aula; pero, ¿cómo podemos hacerlo? A continuación, ofrecemos una serie de técnicas para ello:
El aprendizaje cooperativo es una forma de enseñar al alumnado en aula, que busca la organización de los niños y niñas en pequeños grupos. Así, el alumnado trabaja de forma conjunta y coordinada para resolver las tareas escolares, profundizando en su propio aprendizaje. Además, desarrollan habilidades y estrategias de interacción con sus iguales, a la vez que se influyen recíprocamente. De este modo, se establecen unos objetivos comunes, por lo que cada uno conseguirá estos objetivos en la medida en que los miembros del grupo lo hagan.
Pero: ¿Cómo aprenden los niños y niñas con altas capacidades?
Mediante el mentorazgo o mentoring, los niños y niñas que tienen muchos conocimientos o experiencia en una temática, lo transfieren a sus compañeros. Así, el niño o niña experto se configura como modelo, consejero y estímulo de superación para el niño o niña que lo recibe (mentorando).
Esta técnica busca que la interacción con nuestros iguales se configure como el motor de nuestro aprendizaje. Así, surgen conflictos cognitivos que nos hacen pensar, razonar, defender nuestras posturas y aprender. Así, si configuramos al alumnado por parejas (teniendo en cuenta las características que les diferencian), el niño o la niña con altas capacidades puede acompañar a su compañero o compañera en el proceso de aprendizaje; explicándole los contenidos que no entiende y ofreciéndole una atención individualizada.
Ésta es una muy buena forma para desarrollar la creatividad en el alumnado con altas capacidades. Edward de Bono, mediante sus sombreros para pensar (Thinking Hats) pretende que las personas analicemos y resolvamos problemas desde distintas perspectivas: al ponernos un sombrero, adquirimos la forma de pensar característica de dicho sombrero. Así, los miembros del grupo utilizan el pensamiento paralelo; es decir, el alumnado mira en la misma dirección; y esto facilita el pensamiento sistemático y colaborativo. Cada sombrero equivaldría a un rol: cada miembro del grupo asume una función diferente.
Autora: Patricia Beltrán Pérez
Especialista en Altas Capacidades – Programa Despierta Dénia