Desde el año 2013 la normativa en materia educativa comenzó a dar importancia a “adoptar las medidas necesarias para identificar al alumnado con altas capacidades intelectuales y valorar de forma temprana sus necesidades” (Ley Orgánica 8/2013, p. 39). Un año más tarde, en su misma línea el artículo 14.4 del Real Decreto 126/2014, destaca la importancia de la identificación, valoración e intervención de las necesidades educativas del alumnado con NEAE, entre las que se incluye al alumnado con altas capacidades, indicando que se realizará de la forma más temprana posible (Real Decreto 126/2014). Pese a ello, el impulso legislativo no ha sido materializado en las acciones educativas más adecuadas.
Por qué hay que promover el talento:
En la actualidad entendemos las altas capacidades como un proceso, es decir, la inteligencia es una parte importante, pero no la única para alcanzar la excelencia a edades posteriores:
La alta capacidad es la manifestación del rendimiento que se encuentra claramente en el extremo superior de la distribución en un dominio de talento específico, incluso en relación con otros individuos de alto nivel de funcionamiento en ese dominio. Más aún, la alta capacidad puede verse como un proceso de desarrollo en el que, en las primeras etapas, el potencial es la variable clave; en etapas posteriores, el rendimiento es la medida de la alta capacidad; y en los talentos completamente desarrollados, la eminencia es la característica que hace acreedor a esta denominación. Tanto las variables cognitivas como las psicosociales juegan un papel esencial en la manifestación de la alta capacidad en cualquiera de los estadios del desarrollo, son maleables y necesitan ser deliberadamente cultivadas (Subotnik et al., 2011, p. 7).
Además, este proceso es madurativo y atraviesa distintas edades, desde el potencial, en los primeros años, pasando por la competencia, pericia y, finalmente, la eminencia o los logros que transforman la sociedad. Desde esta perspectiva, la inteligencia de ninguna manera garantiza el éxito personal y profesional. Es necesario el entrenamiento deliberado de las habilidades psicosociales o no cognitivas en los niños y niñas con altas capacidades, como son la motivación, determinación, esfuerzo, habilidades sociales, resiliencia… y por ello, el contexto juega un papel fundamental.
Es necesario conocer el perfil de cada niño y de cada niña, para poder identificar las necesidades no solamente en cuanto a conocimientos, sino también en cuanto a las habilidades psicosociales que necesita aprender en base al momento madurativo que atraviesa. Para ello, el perfil de cada estudiante con altas capacidades, el estadio en el proceso de desarrollo del talento y los recursos del entorno, son el punto de partida para el diseño de intervenciones eficientes y eficaces, capaces de promover el talento de cada niño y de cada niña con altas capacidades.