Mil quinientos millones de niños y jóvenes fueron enviados a sus casas en los 137 países que han decretado cuarentenas durante los últimos dos meses. Ha sido, sin duda, una de las mejores decisiones por el favorable impacto que esta medida está teniendo para detener la expansión del extraño virus. Sin embargo, la educación es un derecho y, en consecuencia, necesita su continuidad.
Como sabemos, este periodo de confinamiento para la educación, no es un periodo prolongado de vacaciones. Por tanto, los esfuerzos para favorecer la educación durante este tiempo son una cuestión de vital envergadura.
China, dada su experiencia temprana en este escenario, acuñó una expresión que ha dado vueltas a lo largo del planeta “school´s out but class on”, para referirse a la necesaria continuidad de la educación fuera del contexto físico escolar.
Cada país ha concretado las medidas que ha considerado pertinentes, según el alcance de la pandemia en su estado. Ahora nos toca reflexionar sobre los efectos que provocará en los estudiantes durante este último trimestre y, además, tener que anticipar cuáles serán al inicio del próximo curso escolar.
Nos acercamos a la vacaciones más prolongadas en el tiempo, tras un “school´s out but class on”.
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Desconocemos la combinación vacaciones + “school´s out but class on”, pero sin duda, no podemos pasar por alto la necesidad de seguir aprendiendo y la prevención e instauración de medidas oportunas han de ser, en este momento, nuestra guía y orientación.
Una reciente investigación en China, “Challenges of ‘School’s Out, But Class’s On’ to School Education: Practical Exploration of Chinese Schools during the COVID-19 Pandemic” advierte sobre los efectos adversos en la educación. En gran parte señala la pérdida de horas de contacto entre estudiantes y el entorno escolar, la falta de mecanismos de aprendizaje electrónicos que los alumnos podrían utilizar para interactuar con los profesores, pero sobre todo, la “anomia social”.
Una escuela contextualizada que asegure el cumplimiento de los principios de equidad y calidad, se antepone ante otras necesidades en esta pandemia que nos acecha. Aunque la educación no puede parar, la educación tampoco puede seguir haciendo lo que siempre ha hecho: trabajos mecánicos, rutinarios y repetitivos, que no enseñan a leer, pensar y convivir a nuestras próximas generaciones. Ha llegado el momento de replantear el sistema y de incorporar un verdadero plan de renovación para garantizar la calidad en y de la educación para los próximos meses.
La citada investigación propone un conjunto de orientaciones que quisiéramos compartir, para ser objeto de reflexión en la comunidad educativa.
Debemos modificar las costumbres respecto al covid-19, abandonar nuestra forma tradicional de educación escolar, modificar nuestros métodos de enseñanza de los docentes,modificar métodos de aprendizaje del alumnado, innovar los recursos de aprendizaje y la administración educativa. A continuación os mostramos esta tabla:
FORMULAR UN PLAN DE TRABAJO
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Crear un plan de trabajo/
aprendizaje para el buen rendimiento académico del alumnado.
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DAR SOPORTE TÉCNICO A
LA COMUNIDAD EDUCATIVA
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Proporcionar y reforzar una red
para el aprendizaje vía on-line, la cual estará protegida en cada región, para dar una educación digital pública.
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SELECCIONAR LOS
RECURSOS EDUCATIVOS APROPIADOS
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Seleccionar los recursos
apropiados para la educación, como plataformas on-line, canales de televisión educativos de varios niveles, libros digitales…
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REFORZAR LA GUÍA
DOCENTE
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Enseñar y actualizar al equipo
docente de las nuevas tecnologías para poder aplicarlas a la enseñanza.
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PRESTAR ATENCIÓN
INDIVIDUALIZADA A CADA ESTUDIANTE |
El equipo docente estudiará el
nivel de aprendizaje del alumnado para así poner metas individualizadas.
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CERRAR COMUNICACIÓN
ENTRE PADRES/ESCUELA
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Se dará una guía a los padres
para compartir información del estudiante para así saber la evolución de él, creando una plataforma familiar on-line.
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PRESTAR ATENCIÓN FÍSICA
Y MENTAL A LOS ESTUDIANTES DURANTE EL “HOME SCHOOL”
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Mantener hábitos saludables de
vida y, planificar un horario de estudio apropiado para cada alumno según su nivel educativo.
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Los equipos docentes necesitan siempre una formación tecnológica, pero en este momento esta necesidad se convierte en un imperativo.
Con formación en deberían formarse en las nuevas tecnologías mediante la utilización de dispositivos tales como, ordenadores, aulas virtuales, clases on-line…. Hay que entender que más que un problema técnico, es un problema de tipo pedagógico, que ayudaría al país a repensar los propósitos y contenidos esenciales que deberían primar en la educación básica: desarrollar el pensamiento, la creatividad, la autonomía, la solidaridad y la lectura.
La formación en las nuevas tecnologías debería ser aprovechada para seguir cualificando la formación de los profesores e impulsar la necesaria transformación pedagógica que les debemos de tiempo atrás a las nuevas generaciones. Los docentes tienen la responsabilidad de cualificar su formación pedagógica y digital, el Ministerio la responsabilidad de brindar las condiciones para que sea posible y entre todos, tenemos que garantizar la calidad de la educación de la cual hemos carecido.
Por lo que respecta a la anomia social, podemos señalar que, es el desapego a las normas, es el estado de desorganización social o aislamiento del individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales. Esta puede ser una de las graves consecuencias de una mala combinación, periodo vacacional + “school´s out but class on”.
Los padres y madres deberán entender que sus descendientes permanecerán en sus casas un tiempo prolongado y que, mientras dure este aislamiento, sus hijos no podrán contar con el apoyo y el consejo de sus profesores y tampoco podrán compartir juegos, deportes o actividades con ninguno de sus compañeros. En este contexto, ellos tienen la obligación de acompañar sus procesos emocionales y de orientarlos en las nuevas tareas que exige la convivencia prolongada, como serían las de arreglar los cuartos, ayudar en los oficios y el aseo general de las casas. La educación siempre debe responder a las necesidades del contexto y hoy, éstas, son algunas de ellas.
La responsabilidad de los profesores es cualificarse pedagógicamente y formarse en las nuevas competencias digitales que nos ayudarán a repensar la educación. Deberemos orientar a los padres de los estudiantes en las nuevas competencias que temporalmente asumirán, evaluar los procesos formativos y llevar a cabo el seguimiento del desarrollo académico y socioafectivo, de cada uno de sus alumnos. En épocas de incertidumbre, miedos y encierro, la prioridad es la salud mental de todos, empezando por la de los niños.
La educación no puede parar a pesar de la pandemia, pero tampoco podrá volver a ser la misma. No parará, porque como sociedad, no podemos dejar que niños y jóvenes se queden sin su derecho a estudiar y no volverá a ser la misma, porque las crisis, bien manejadas, son excelentes oportunidades para impulsar el desarrollo.
Jéssica Sanchis – Programa Despierta